Se disfruta más la lectura si es parte de un ritual cotidiano, si el niño o la niña tienen la oportunidad de anticipar y saborear ese momento que compartirán con la madre, el padre, los abuelos, el hermano o la hermana mayor…

  • No puede ser una tarea ni una obligación: es algo que se hace por gusto.
  • Elijamos el momento del día que sea más conveniente para la familia.
    • No tiene que ser a la hora de dormir; tampoco cuando estemos muy activos.
  • A veces el ritual no involucra un libro. Podemos inventar una historia mientras vamos camino a casa o a la escuela. Cuando un niño inventa un cuento está jugando y eso lo va a disfrutar.
  • Una idea:
    • Alguien dice un animal;
    • Otro añade un medio de transporte;
    • Y finalmente… un objeto mágico que realiza una acción sorpresiva (el zapato que sale corriendo, el paraguas que tiene miedo a la lluvia, el platillo de comida que se escapa de la mesa…)
    • Ahora construid un cuento juntos.
  • Podemos sugerir escenarios absurdos o cómicos para que el cuento sea más divertido.
  • Si tenemos hijos de diferentes edades, el ritual de lectura puede involucrarnos a todos. Puede ser que la más pequeña describa las imágenes o que el mayor lea algo a su hermanita.
  • Lo más importante: SI TÚ LO DISFRUTAS ELLOS LO DISFRUTARÁN.